In 1789, it was the German chemist Martin Heinrich Klaproth who isolated and identified <Uranium>, baptizing it with the name of the newly discovered planet.
There is a strange prevention or attraction or repulsion towards this type of crystal that we could call "Nagasaki syndrome" but it seems proven that the uranium contained in these crystals is not more harmful than they can be: lead, cobalt, arsenic (great eater of the small unwanted bubbles), feldspars, copper oxide... and other delicatessen that contain our beloved crystals, just as they are found in our delicious salads, in the ground we walk on and in the field of electromagnetic waves where we live.
In the 1830s, Bohemian glassmaker Josef Riedel excelled at producing uranium glass in two colors: Annagrun (green) and Annagelb (yellow), named after his daughter.
Soon uranium glass became very popular and manufacturers in all countries adopted it creating color variations and shades. Commercially it would become known as Vaseline glass.
As Jay Glickman and Terry Fedosky suggest. “The Vaseline glass fell victim to the light bulb!” Indeed, the magical sunsets that caused the last rays of the sun to affect the pieces of uranium glass, so abundant in homes at the time, vanished with the arrival of electricity: they lost part of their charm and added to the restrictions of the raw material due to the "cold war" its production was declining.
*just in case my uranium collection is reduced to three small pieces
En 1789Fue el químico alemán Martin Heinrich Klaproth quien aisló e identificó
el <Uranio> bautizándolo con el nombre del recién descubierto planeta.
Existe una extraña prevención o atracción o repulsión hacia este tipo de cristal que podíamos llamar “síndrome Nagasaki” pero parece demostrado que el uranio contenido en esos cristales no es más dañino que lo puedan ser: el plomo, cobalto, arsénico (gran comedor de las pequeñas burbujas indeseadas), feldespatos, oxido de cobre…y demás delicatessen que contienen nuestros amados cristales, al igual por cierto que se encuentran en nuestras ricas ensaladas, en la tierra que pisamos y en el campo de ondas electromagnéticas donde nos desenvolvemos .
En la década de 1830 el vidriero bohemio Josef Riedel se destacó en la producción de vidrio de uranio en dos colores: Annagrun (verde) y Annagelb (amarillo)llamados así en honor a su hija.
Pronto el vidrio de uranio se hizo muy popular y fabricantes de todos los países lo adoptaron creando variaciones de color y matices. De manera comercial pasaría a ser conocido como vidrio vaselina.
Como sugieren Jay Glickman y Terry Fedosky . “¡El vaso de vaselina fue víctima de la bombilla!” efectivamente los atardeceres mágicos que provocaban los últimos rayos de sol al incidir en las piezas de vidrio de uranio, tan abundantes en los hogares de la época, se desvanecieron con la llegada de la luz eléctrica: perdido parte de su encanto y sumado a las restricciones de la materia prima debido a la “guerra fría” su producción fue decayendo.
*por si acaso mi colección de uranio se reduce a tres pequeñas piezas
